Los caballos y el autismo

En la actualidad es muy importante el uso de caballos con fines terapéuticos. Existen muchas referencias sobre los beneficios terapéuticos de este tipo de actividad, pero en el caso de niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista), es algo más novedoso. La equitación terapéutica, (equinoterapia), incide positivamente en el desarrollo de la comunicación y de la interacción social de las personas con autismo y otros trastornos del neurodesarrollo.

¿Equinoterapia?

 

Es una técnica empleada por profesionales de la salud física o mental, para promover la rehabilitación de niños, adolescentes y adultos a nivel neuromuscular, psicológico, cognitivo y social, por medio del caballo como herramienta terapéutica y coadyuvante.

Ver las acciones que hacen con niños es muy gratificante. Al comprobar ciertas sesiones, pude comprobar cómo se establecía un vínculo especial entre los animales y nuestros pequeños héroes, creando así una estrecha relación entre ellos mediante esa fuente de momentos maravillosos y experiencias increíbles que hicieron conectar a los niños directamente a nivel emocional, que fusionó a los ponis y a los niños en uno solo.

Cuando los vi subir en los pequeños caballos por primera vez, sus reacciones y expresiones fueron diversas; estaban emocionados pero también aparecieron nervios, miedos e inseguridades; pero cuando cogieron las riendas y consiguieron por primera vez pararlos, fue increíble percibir su decisión y ver como los animales obedecían; pero lo mejor de todo fueron sus caras siempre llenas de satisfacción con una mezcla de incredulidad y fascinación; en ese momento mágico fue cuando vi despertar el jinete que llevaban dentro.

Conforme iban avanzando en las clases de equinoterapia advertí como su motivación y autoestima iba en aumento; se produjeron efectos favorables sobre sus habilidades motoras, disminuyendo así la aparición de comportamientos estereotipados, aportando mejoras en su calidad de vida, ayudándoles a inducir estados de relajación y la sensación de bienestar emocional que hizo mejorar la competencia social. En mi experiencia, el desarrollo de un programa de aprendizaje pudo demostrar que el deporte de la equitación y sobre todo, relacionarse con los ponis es una actividad muy beneficiosa para los niños con autismo.

Se puede decir que la participación en actividades deportivas y de ocio suponen una variable esencial en cualquier programa centrado en la mejora de la calidad de vida de las personas. Es una alternativa que se ajusta de manera singular a las peculiaridades de las personas con autismo, porque se ponen en juego múltiples interacciones en un contexto estructurado, se basa en la comunicación táctil y epidérmica con el animal, y en menor medida, en la comunicación verbal, (que suele estar afectada en los niños con autismo), y se practica en un medio natural muy motivador.

 

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