Hace algunos días, Andrea se puso en contacto con nosotros para contarnos su caso personal y pedirnos recomendación sobre la piroplasmosis.
En este caso, Andrea nos habló de su potro PRE, al que le habían hecho un análisis de sangre y los resultados apuntaban que podían tener piroplasmosis equina.
Ante su lógica preocupación y desconocimiento de la enfermedad, nos pidió consejo e información.
Pues bien, en respuesta a la consulta de Andrea y a todos los que podáis encontraros en su misma situación, hoy hablaremos sobre la piroplasmosis: qué es y cómo se trata, una enfermedad contagiosa muy peliaguda y que tratamos aquí en profundidad.
Empecemos por determinar este tipo de dolencia: ¿Qué es la piroplasmosis equina? La piroplasmosis equina, también conocida como babesiosis equina, es una de las enfermedades más comunes de los caballos.
Se trata de una infección que afecta a los caballos, al igual que en otros animales como mulas o asnos, producida por los protozoos Babesia caballi o Theileria equi -también conocida como Babesia equi-, trasmitida a través de las garrapatas.
Uno de los mayores problemas de la piroplasmosis equina es su difícil detección. Así, el caballo no presenta siempre los mismos síntomas para determinar esta enfermedad. Pero no sólo eso, todavía no existe una vacuna contra la piroplasmosis, si bien hay tratamientos que mitigan los efectos de dicha infección.
Un caballo que padezca piroplasmosis equina puede tener síntomas tan dispares como la pérdida paulatina de peso, falta de apetito, fiebre aguda e incluso anemia, por poner algunos ejemplos.
Esta enfermedad es uno de los problemas en la exportación e importación de caballos, puesto que suponen un grave riesgo de transmisión para otros equinos.
Viendo la gravedad de esta enfermedad, lo primero que tendremos que hacer es pararnos a pensar cómo nuestro caballo ha llegado a infectarse por estos parásitos.
¿Cómo se transmite la piroplasmosis?
Tal y como hemos comentado anteriormente, la piroplasmosis equina se produce por dos protozoos denominados Babesia caballi y Theileria equi, dos parásitos que portan las garrapatas y que infectan al caballo a través de sus mordeduras.
Este tipo de parásitos se encuentran en la mayoría de países tropicales y semitropicales, incluido España, donde algunos estudios han llegado a estipular que un 30% de los caballos en España podrían estar infectados por estos parásitos.
Es más, se calcula que está presente en el 90% de los países en los que hay caballos, siendo los únicos países endémicos de estos protozoos Australia, Japón, Inglaterra, Estados Unidos, Irlanda y Canadá. Por ello, estos países hacen controles muy exhaustivos de los caballos que puedan llegar de poblaciones donde aún existe esta enfermedad.
La mordedura de la garrapata causa la infección sanguínea del caballo, haciendo que los parásitos destruyan las células rojas y produciendo anemia.
Dependiendo de la especie de parásito que infecte al caballo, la enfermedad puede ser más o menos severa.
En el caso de que el animal se vea infectado por la Babesia caballi, se calcula que en torno a 1% de las células rojas del equino se verán afectadas por el parásito, pudiendo permanecer en el cuerpo del caballo de 1 a 4 años.
Más grave sería que el parásito que ha infectado al caballo fuera la Theileria equi, pues afecta a la quinta parte de las células rojas del animal, pudiendo ser portadores durante el resto de su vida.
Por ello, desde Equusline os recomendamos siempre que hagáis revisiones a vuestros caballos. Recordad que es una enfermedad contagiosa y podría afectar a otros animales cercanos que tengáis.
¿Cómo detectar la piroplasmosis equina?
El problema para identificar un caballo portador de la piroplasmosis equina es que el animal puede sufrir diferentes síntomas. Ya hemos mencionado que, junto con la fiebre aguda, puede existir la anemia, falta de apetito o la pérdida de peso. Pero puede haber muchos síntomas más. El caballo puede sufrir agotamientos, ictericia, agrandamiento de bazo y un gran aumento de pulsaciones cardiacas o respiratorias. También puede sufrir cólicos, diarreas o inflamación de sus patas e incluso puede provocar la muerte súbita.
Otro de los problemas para descubrir si un caballo es portador de estos parásitos reside en que el caballo puede superar estos síntomas, pero puede ser portador durante un tiempo, o de forma permanente según hemos visto, y volver a recaer en el futuro. Este riesgo ya no sólo afecta al propio animal, si no que puede suponer un riesgo para infectar a otros equinos si no se toman las medidas oportunas.
Para ello, existen dos formas para saber si un caballo es portador de la piroplasmosis equina. La primera de ellas es mediante la identificación del parásito, mientras que la segunda es a través de pruebas serológicas.
La identificación de agentes parasitarios
Una de las técnicas de identificación de agentes parasitarios es lavisualización de parásitos en tinción sanguínea.
Aun así, mediante la exploración microscópica puede ser muy difícil detectar los parásitos infecciosos, debido al reducido nivel de parasitemia que se transmite. Sobre todo, sucede con la infección procedente de la Babesia caballi. Recordemos que este parásito afecta al 1% de las células sanguíneas del caballo. En estos casos, se puede detectar el parásito mediante la técnica de frotis fuertes en sangre.
Babesia caballi -> Fuente: Inside AE
Mediante este análisis, se puede detectar la presencia de Babesia caballi en los caballos cuando apreciamos parejas de merozoitos unido por su extremo posterior. En cuanto a la Theileria equi, suele disponer de cuatro parásitos unidos en disposición de tétrada.
Pruebas serológicas
Si la identificación de agentes parasitarios da resultados confusos, las pruebas serológicas en el caballo pueden sacarnos de dudas. De hecho, si se pretende exportar caballos, el comercio internacional solicita el estudio de los sueros de los caballos y así detectar la presencia de anticuerpos específicos, con dos pruebas muy concretas: la de inmunofluorescencia indirecta con anticuerpo (IFI) y los enzimoinmunoensayos (ELISAs).
Theileria equi -> Fuente: Equigermal
La prueba ELISA nos puede ayudar a detectar anticuerpos que actúan ante ambos parásitos. Sin embargo, como los anticuerpos pueden tener reacciones cruzadas ante ambos parásitos, no se puede determinar si la infección viene determinada por la Babesia caballi o la Theileria equi.
En este sentido, la prueba IFI sí puede servir para diferenciar entre las infecciones de Babesia caballi y Theileria equi.
Tratamiento en caballos con piroplasmosis
A pesar de los avances en tratamientos de veterinaria, actualmente no existe una vacuna para que los caballos no se vean infectados.
Eso sí, existen tratamientos que pueden ayudar a paliar y que se reduzcan los problemas derivadas de dicha infección, además de su posible contagio.
Uno de los tratamientos que ha ayudado a eliminar la presencia de parásitos de un caballo- aunque siga siendo portador- es el Imidocarb Diprionato. Este medicamento ha tenido históricamente graves efectos secundarios para el animal, entre los que se encuentran las diarreas, cólicos de gran intensidad e incluso toxicidad hepática y renal.
En 2012, un estudio con el tratamiento de Imdiocarb Diprionato, llevado a cabo por Janina Kutcha (Aberdeen, Escocia), determinaba la mejor solución de este medicamento. Este análisis se realizó mediante solución salina, intravenosa, atropina y glicopirrolato, determinando que esta última solución era la que daba menos síntomas de cólicos y diarreas. De esta forma, el Imdiocarb Dipronato con solución glicopirrolato (I/G) es, hoy en día, el mejor tratamiento para paliar la enfermedad y mantener, en cierta medida, el bienestar del caballo.
Para evitar el contagio de la piroplasmosis equina dentro de una zona libre de esta infección, la primera medida a tomar es poner al caballo infectado en cuarentena y así evitar su contacto con otros animales equinos. De igual manera, la zona debe de fumigarse con acaricidas varias veces, eliminando también la vegetación y se tiene que revisar diariamente la presencia de garrapatas en los caballos. Asimismo, se tienen que eliminar las heces de los caballos ya que las garrapatas pueden estar presentes en las propias defecaciones.
Como hemos podido ver a lo largo del post, la piroplasmosis equina puede suponer un gran problema para un caballo y su posible contagio, por lo que tomar todas las medidas adecuadas para que no se propague es una obligación.
Si tenéis un caso similar al de Andrea, esperamos que toda esta información os haya resultado de ayuda.
*Advertencia. El artículo de EquusLine.es muestra opiniones y recomendaciones del equipo profesional de Agroveco, no son diagnósticos. Para cada caso o problema particular, os recomendamos que contactéis con un profesional que haga el diagnóstico “in situ”.