La sarna, con gusto, no pica. El refranero español es muy sabio y, en este caso, se refiere a que al que quiere algo, no le importan aquellos obstáculos que le surjan por el camino.
Como bien sabéis, este significado es metafórico. La sarna, con o sin gusto, pica. Y pica un montón.
Comenzamos de esta manera este artículo porque hoy os hablamos de la sarna, una enfermedad que puede ser tremendamente molesta para su caballo. Esta enfermedad se transmite a partir de los ácaros de la sarna y tiene, como principal inconveniente, su rápida expansión por otros animales que están en contacto físico con los afectados. Una enfermedad muy grave que, si no se trata a tiempo, le puede llegar a producir la muerte.
Aunque no siempre sea patente, esta transmisión se suele producir en épocas del año donde los caballos se encuentran más juntos en los establos.
Síntomas de la sarna
Como ya hemos comentado, uno de los problemas que puede haber con la sarna en los caballos es que no necesariamente pueden mostrar síntomas clínicos, por lo que las revisiones periódicas pueden jugar un buen papel en el posible diagnóstico.
Por norma general, la sarna produce descamaciones en el caballo, sarpullidos o ampollas. Además de los síntomas cutáneos, el caballo puede tener falta de apetito o puede sentirse demasiado agotado.
De todas formas, no hay que dejarse llevar por las primeras impresiones, puesto que hay otras enfermedades epidérmicas que muestran síntomas similares, por lo que la mejor opción es que un veterinario determine la enfermedad. No sólo para determinar si es sarna o no, también para averiguar qué tipo de sarna es porque exige un tratamiento distinto.
Tipos de sarna
Así, mediante el análisis por microscopio de las costras, el veterinario puede averiguar el tipo de ácaro que produce la sarna. Así, puede tratarse de sarna corporal (sarcoptes equi), sarna con picazón en las patas (corióptica) o sarna en las orejas (psoróptica).
Veámoslo cada uno de los tipos de forma más detenida:
Sarna Corporal
El comienzo de esta enfermedad comienza en la parte superior del caballo, producida por la sarcoptes esequi. Es decir, comienza en cuello y cabeza del animal y, a veces, en la espalda. Luego se expande por todo el cuerpo y, si no se pone remedio, puede hacerlo en muy pocas semanas, produciendo picores y calvas en la piel. En casos extremos, puede provocar la muerte del animal.
Sarna corióptica
Comienza en las extremidades posteriores del equino, extendiéndose de manera mucho más lenta, pero que puede cubrir todo el cuerpo del caballo y aumentando su picor cuando los caballos tienen más calor.
Sarna psoróptica
Se produce en aquellas partes donde el caballo tiene más pelo, así como en sus articulaciones. Puede producirse por contagio a través de la montura.
Como hemos comentado, el tratamiento puede ser variable para cada tipo de sarna y tratar los ácaros. Aun así, por norma general, algunos elementos que necesitarán los caballos con sarna es el de un aporte adicional de vitaminas, en especial la B12 o el uso de azufre para curar las lesiones cutáneas.
Prevención de la sarna
Siempre os recomendamos que, la mejor manera de que nuestro caballo no tenga una enfermedad sea mediante la prevención.
Para ello, es necesario extremar la limpieza del caballo y de los establos, haciendo especial hincapié en la limpieza de excrementos y de zonas comunes donde comen y beben juntos. No sólo eso, también los utensilios con los que trabajan, pues si se utiliza en un caballo infectado, se puede pasar a otros caballos sanos. Una correcta desparasitación también es una buena prevención para estos caballos.
Si tenéis alguna duda, lo mejor es que un veterinario sea el que controle al caballo, además de que lleve un correcto seguimiento en la desparasitación y vacunas de nuestro amigo. Con esto, conseguiréis que la sarna se pueda paliar de forma mucho más rápida y eficaz.
*Advertencia. El artículo de EquusLine.es muestra opiniones y recomendaciones del equipo profesional de Agroveco, no son diagnósticos. Para cada caso o problema particular, os recomendamos que contactéis con un profesional que haga el diagnóstico “in situ”.