Hoy os vamos a hablar de una enfermedad poco conocida dentro del mundo del caballo, pero que es muy interesante que conozcáis. Se conoce como la enfermedad de los lunes y puede recibir diferentes nombres: rabdomiolisis, azoturia o mioglubinuria.
En este artículo, os vamos a hablar de esta enfermedad de carácter muscular, sus síntomas y la mejor forma de tratarla.
¿Qué es la enfermedad de los lunes?
La enfermedad de los lunes es una patología en la cual un caballo, normalmente de competición, sufre espasmos musculares al hacer ejercicio. Todo ello, tras haber disfrutado de unos días de descanso, de ahí la “forma popular” con el que se denomina esta enfermedad. Así, se produce una especie de rotura fibrilar en el músculo del caballo.
Este tipo de enfermedad se puede producir de forma esporádica o crónica en el caballo.
También se puede producir en caballos que no compiten, siendo visibles sus efectos al hacer ejercicio y es independiente del género del caballo y de su edad. Eso sí, puede ser hereditaria, por lo que la prevención es un factor determinante.
Causas de la rabdomiolisis equina
Existen numerosas causas que pueden causar la rabdomiolisis equina. Por un lado, es posible que se produzca un desequilibrio nutricional, destacando una dieta rica en almidón o carbohidratos, así como la excesiva ingesta de comida antes de realizar ejercicio.
Otro factor reside en el propio ejercicio. En muchas ocasiones, el caballo se ve superado por el trabajo que realiza, por lo que una carga excesiva en función de su capacidad, puede ser otro motivo de contraer la azoturia equina.
Y, por último, encontramos los nervios o la ansiedad que pueda sufrir el caballo, donde el agarrotamiento muscular del equino hace que, con el ejercicio, tenga esa rigidez tan característica de la enfermedad.
Síntomas de la rabdomiolisis equina
Por norma general, la rabdomiolisis equina se presenta cuando, en pleno trabajo, muestra rigidez muscular, ya sea en la espalda o en las extremidades, sobre todo en las extremidades posteriores. En casos graves, puede llegar a perder la capacidad completa de movimiento.
Es decir, se produce una fatiga muscular que le produce los temidos calambres. Con dicha contractura, el caballo suele dar un paso más corto y rígido y cojera, siendo en algunos casos incapaz de moverse.
Signo clínico de la azoturia equina
Como ya hemos mencionado, el signo clínico de la azoturia equina puede ser o leve, en función del tipo de contractura muscular que sufra. Así, puede tener una pequeña contractura en el tronco o puede que no se mueva, incluso puede que se caiga al suelo y no pueda ponerse de pie. Hay casos y casos. Eso sí,, por norma general afecta a un conjunto de grupos musculares, no a uno aislado.
Estos episodios pueden durar de días a meses y se caracteriza por la ansiedad y dolor que sufre el pobre animal. Además de la rigidez muscular, el caballo también puede padecer deshidratación, inflamación muscular, insuficiencia renal e incluso fiebre.
Diagnóstico clínico
Una vez conocidos todos los síntomas y signos clínicos de la rabdomiolisis, queda determinar si el caballo padece esta patología. Puede que haya sido simplemente un problema puntual si te ves ante una situación así, pero siempre conviene descartarlo, por si las moscas.
En este sentido, será fundamental determinar el historial clínico del caballo, en primer lugar, junto con el de sus progenitores.
Análisis sanguíneo y pruebas de orina
Una de las maneras de determinar si un caballo padece esta enfermedad es mediante un análisis de sangre. En este cao, se suele determinar por los niveles plasmáticos de enzimas musculares Creatina Kinase (CK) y Aspartate Amino Transferase (AST).
Otra forma con la que poder llegar a la conclusión de que el caballo padece rabdomiolisis equina es mediante una prueba de orina donde se dilucida si hay un exceso de secreción de mioglobina. De ahí que esta enfermedad también se la conozca como mioglubinuria.
Diagnóstico diferencial
Otra opción para poder realizar un diagnóstico fiable es descartar otras enfermedades que pueden presentar signos clínicos similares, como puede ser el cólico equino, la laminitis, las neuralgias o la trombosis.
Tratamiento de la rabdomiolisis
El tratamiento de un caballo con rabdomiolisis debe de centrarse en tres pilares concretos: paliar el dolor y la inflamación muscular, controlar la ansiedad del caballo y controlar el equilibrio electrolítico e hídrico.
Prevención
Como siempre, la mejor medida es prevenir. Independientemente de si el caballo ha sufrido este tipo de episodios, lo mejor es poder anticiparse al problema. Para ello, conviene trabajar dos vertientes fundamentales: la alimentación y el ejercicio.
Por un lado, es conveniente que se mantenga una dieta equilibrada, sobre todo evitando un exceso de almidón o carbohidratos que no pueda regular el caballo. De igual manera, habrá que graduar con cabeza la manera de alimentar al caballo, dosificando la comida a lo largo del día, prestando especial control en la toma previa a la realización de ejercicio.
En cuanto al ejercicio, hay que entender que la falta de ejercicio en ciertos momentos del año puede ser un hándicap una vez se restablece la rutina de ejercicios del animal. Ya sea un parón de días, como el de períodos más extensos, como puede suceder en los meses de invierno, el caballo tiene que elevar la intensidad del ejercicio de manera gradual, nunca brusca.
Aun así, es posible que nuestro caballo padezca rabdomiolisis debido a que hay múltiples factores que pueden desencadenar en esta enfermedad. Como siempre, el correcto control por parte de un veterinario, sobre todo si ha tenido diversos episodios, puede ser primordial para asegurar la buena salud de nuestro caballo.
*Advertencia. El artículo de EquusLine.es muestra opiniones y recomendaciones del equipo profesional de Agroveco, no son diagnósticos. Para cada caso o problema particular, os recomendamos que contactéis con un profesional que haga el diagnóstico “in situ”.